Otro año más sobrevolaba el Heliodoro ese ‘gafe del Carnaval’. Esta vez, ante un
rival de entidad, un Recreativo de Huelva que podía hacerse con el liderato
tras el tropiezo del Éibar. De nuevo, los jugadores blanquiazules rompieron esa
maldición que cada vez tiene menos fuerza.
Foto: Diario de Avisos |
Más allá de un peleadísimo partido, en el que el señor del
pito, el de amarillo –que raro-, quería tener todo el protagonismo, el Tenerife
consiguió tres puntos de oro que le valen, casi, su objetivo. Aunque no esté
matemáticamente confirmada, la permanencia de un equipo que en la jornada 29 ya
tiene 41 puntos, es, prácticamente, un hecho.
Por eso, los diez mil valientes que estaban en una lluviosa
pero colorida tarde ocupando las blanquiazules gradas del Heliodoro, tuvieron
anoche unos sueños de purpurina.
El perfecto colofón para unas semanas que siempre son mágicas
para los chicharreros, el fin de fiesta soñado. La resaca de la purpurina, las
murgas y las comparsas calmada con la incontrolable sonrisa que se le pone al
birria en la cara al ver a su equipo, pura garra, a un punto de los puestos de
Play Off, y siete puntos sobre las posiciones de alerta.
Con un once que pasará a la historia por la presencia de
nueve canarios, orgullo de grandes y pequeños, el Tenerife despertó la ilusión de
los que aún dudaban del fútbol y valía de los de Cervera. Porque, seamos
claros, el Cerverismo ha sido motivo de amor y odio durante muchas jornadas. Suso
fuera no, trivote sí. Aridane intocable con partidos que al espectador le
parecen malos, Aridane brillante las últimas jornadas. Y así sucesivamente.
Paso a paso, partido a partido, con, como esta de moda
decir, una filosofía Cholista, el
Tenerife se ha hecho un hueco en una tabla apretadísima, una segunda división
que se ha puesto muy pero que muy barata.
Y así, los tapados recién ascendidos, los peleones de la
permanencia, aquellos que en octubre teníamos el santo en el cielo porque los
puntos no llegaban, seguimos la estela de, por ejemplo, el tikitaka team de Lobera, el que desde un principio lucha por
altas miras y al que, casi sin quererlo, pisamos los talones.
Ilusión, si. Tenemos Ayozes, Susos, Aridanes, Ricardos y
Robertos. Tenemos, sobre todo, aunque se pierda la próxima jornada, un
imprescindible Aitor Sanz. Todo eso, con una cantidad de esfuerzo, compañerismo
y, por que no decirlo, pelotas, ha llevado al Tenerife hasta la séptima posición.
Sigamos con esta sonrisa. Controlemos la euforia.
Mantengamos fijo nuestro objetivo y, una vez logrado, y siguiendo la tónica
carnavalera,… “abre los ojos, mira hacia
arriba, disfruta las cosas buenas que tiene la vida”.
No reprimamos nuestras sonrisas. Ojala no tengamos que
despertar de nuestros sueños de purpurina.
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