“Porque hay dos tipos
de hombres: los que se conectan y los que no. Los primeros son como los micrófonos
antiguos con cable, de esos que necesitan acoplarse a la cámara y ¡clac!, ahí
está el personaje siempre en pantalla, alerta y cerca para cuando lo necesitas.
Pero la gran mayoría son como los micros inalámbricos, de esos que funcionan
con pilas. A veces los ves frente a la cámara, a veces, muchas, desaparecen por
un tiempo indeterminado para reaparecer por sorpresa frente al objetivo, como
si siempre hubieran pretendido estar ahí. Controlan los tiempos, tardan horas
en responder a un mensaje, tienen varios amantes que intuyes, pero nunca verás.
Evitan hablarte de su pasado y de sus sentimientos, cuanta menos información
mejor, y pasan del amor al olvido en décimas de segundo. ¿Entrará Kay en esa
tipología?”
Amor y periodismo. De eso trata la novela “La kamikaze”, de Mayte Carrasco. De escenas amorosas a intrépidos intentos de supervivencia va esta obra que, publicada el año pasado, narra unos hechos duros a la vez que apasionantes. Mitad realidad, mitad ficción. Escrito por una verdadera reportera de guerra más que por una "juntaletras".
La historia de Yulia, una reportera freelance que se
encuentra en Afganistán, nos enseña a valorar las pequeñas cosas que tenemos y
nos recuerda, a estos que nos gusta la búsqueda de información, que existen límites
que debemos decidir si franquear o no. “Ninguna noticia vale tu vida”, se
recuerda la periodista.
Como si de una película
se tratase, esta novela nos muestra la dureza de Kabul y nos hace reflexionar
sobre los males que tan a la orden del día están: diplomáticos mafiosos,
corruptos, espías…
Me permito hoy recomendársela a todos aquellos que gusten de
pasar páginas sin cesar, de no poder parar de leer. Tan solo 257 páginas
capaces de sacarnos la mejor de nuestras sonrisas identificándonos con una
historia de amor o entristecernos con la muerte de un niño a mano de los escuadrones de la muerte.
“Ahí sonrío, al menos
un té. El abuelo hace un gesto y nos invita a entrar en su casa. Algo sacaré de
información, me digo, sintiéndome un poco culpable por mi impaciencia. Al fin y al cabo en esto consiste el
periodismo real, en hablar con al gente, compartir su tiempo y observar su vida
y sus costumbres, Yulia”
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